Reflexión del Miércoles, 24 d Abril d 2024.
¡No le eches la culpa a la lechuga!
Una noche, varios estudiantes esparcieron queso Limburgo sobre el labio superior de un compañero de cuarto mientras éste dormía.
Al despertarse, el joven sintió el mal olor y exclamó: "¡Esta habitación huele mal!"
Se asomó al pasillo y dijo: "¡El pasillo huele mal!"
Saliendo del dormitorio dijo: "¡El mundo entero huele mal!"
¿Cuánto tiempo crees que tardó en darse cuenta de que el problema estaba debajo de su nariz?
Es fácil, y hasta nos resulta natural, encontrar defectos en el mundo que nos rodea, y seguir ciegos a la manera en que contribuimos al problema. ¿Seremos nosotros el problema?
Cuando plantamos lechuga y no crece bien, no le echamos la culpa a la lechuga, sino que buscamos las razones por las cuales no está creciendo bien. Tal vez necesite fertilizante, o más agua, o menos sol.
En el huerto de nuestras relaciones interpersonales, nuestro trabajo como jardineros es buscar el clima más propicio y nutrir el suelo. Debemos quitar la maleza del negativismo y la autojustificación para proteger las tiernas plantas del calor de los celos y de los fuertes vientos de la ira. Cuando aplicamos el amor de Dios y su cuidado en el trato con las personas, ciertamente nuestras relaciones crecerán y florecerán.
Si tienes acceso a reflexiones, historias de la vida real, cuentos, anécdotas, experiencias reales que hayan sido de bendición y hayan tocado tu vida, nos agradaría en gran manera que nos dieras tu mano y las enviaras para ser redistribuidas.
De igual forma, muchos han recibido el hermoso don de escribir poemas, reflexiones o historias cortas que son, sin lugar a duda, de inspiración celestial. Si tienes este maravilloso talento, permitenos ser un instrumento de canalización y compártelo con nosotros. Clic aquí
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